Esta Leyenda se originó en el cementerio de San Francisco que se encuentra en Acapulco Guerrero, se dice que diversos hechos paranormales como por ejemplo apariciones de fantasmas o incluso algunos milagros han sido brindados por el espíritu de un pequeño ser de nombre Raúl.

Era el año de 1933 cuando el panteón con más antigüedad del puerto le abrió las puertas al niño Raúl, un bebé que falleció a la corta edad de 10 meses, unos meses más tarde también un hermanito de Raulito murió.

La tumba del niño Raulito pasó inadvertida como el resto de las tumbas, así lo hizo por varios años, sin embargo, para el año 2007, una madre visitó el cementerio buscando una tumba que se viera abandonada o descuidada, es entonces cuando ve la tumba del pequeño Raúl.

Cuenta la leyenda que ese día la mujer le imploro a la tumba de Raulito para que su niña de 4 años de edad se salvara de la muerte ya que su pequeña estaba en su lecho de muerte, la madre rezó y suplicó con todas sus fuerzas para que su niña se curara, si le cumplía ese milagro ella regresaría con ofrendas para Raúl.


Aproximadamente un mes después de que visito la tumba de Raulito en el cementerio, la mujer volvió a visitar la descuidada tumba y sobre de esta dejó un hermoso ramo de flores, además de juguetes y hasta dulces como regaño para el niño Raúl, pues milagrosamente su hija de 4 años se encontraba saludable y fuera de peligro de morir.

Conocidos de la mujer y la niña se enteraron del milagro que había cumplido Raulito, rápidamente el rumor se dio a conocer entre todos los pobladores, la tumba comenzó a recibir más tributos y entre los constantes visitantes se encargaron de limpiar la tumba del pequeño, muchos iban a suplicarle por un milagro mientras otras personas le dejaban regalos por tan generosos actos.

Transcurrieron los años y los milagros incrementaban, como por ejemplo una historia le que sucedió a un policía de tránsito, cuentan que en una ocasión el desafortunado hombre se quedó sin frenos cuando manejaba una patrulla y tuvo un accidente, el policía acudió con el niño Raulito y este le concedió un milagro pues las heridas de gravedad del policía pronto empezaron a sanar, el hombre quedó muy agradecido con el niño y desde ese día empezó a frecuentar la tumba, incluso le hizo un rediseño a la tumba, otra de las familias beneficiadas con los milagros de Raulito le construyó una casa a la tumba para que se conservara mejor y esta no siguiera deteriorándose.


En la actualidad las personas siguen visitando al tumba del niño Raulito por la gran cantidad de personas que siguen creyendo en sus milagros, y como es costumbre ya cada que van le dejan algún tipo de obsequio. Las personas que han visitado el panteón durante la noche dicen que han escuchado risas de niños que juegan entre los caminos y tumbas del cementerio.